sábado, 13 de octubre de 2012

Grita.

Podría ponerme a gritar desde mi balcón cuanto te echo de menos, que las vibraciones de mi voz llegasen hasta tu ventana y te hicieran darte cuenta de que algo en el fondo de dice que aún me echas de menos. Y entonces, vendrías corriendo, me abrazarías y me dirías susurrándome al oído que me quieres, que estás aquí y que no desaparecerás. Empezarías a subir el tono de voz hasta que todo el mundo se enterase de cuanto me quieres, y de que has echado de menos casi tanto como yo a ti. Pero, ¿sabes lo peor? Que sé que por mucho que grite, por mucho que te diga a la cara cuanto te quiero y cuanto te he echado de menos tú no ibas a responderme, no ibas a venir corriendo a abrazarme, ni absolutamente nada de lo que me encantaría que pasase. Dicen que de los sueños se puede vivir, pero yo no creo que pueda seguir viviendo de tonterías que jamas se cumplirán, ni mucho menos.

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