martes, 13 de noviembre de 2012

Llegar a la cama y joder, qué guarrada sin ti.

Llegar a casa, meterte en la cama y darte cuenta que te mueres por verlo despertar una mañana más a tu lado. Por despertarte muerta de frío en medio de la noche y que él extienda sus brazos y rodee tu cintura y saber que nunca más volverás a sentir el frío de otras noches, porque sabes que el frío es menos frío si te pilla con él. Por decirle un simple "Buenos Días" y que el te sonría y acto seguido te abrace y te llene de caricias. Por seguir despiertos toda la mañana y no moveros de la cama. Por quedarte junto a él hasta las cuatro de la tarde viendo una película, pero donde la película es lo de menos, y lo más importante es estar ahí, con él, girarte y besarlo, mirarlo y empezar a temblar y que sólo él sepa como hacerte parar. Por llenar la mañana, la tarde, la noche y tu cama de sonrisas, porque te haga sonreír solo con que el esboce una sonrisa sincera sin ton ni son. Por tenerlo simplemente a él otro día más en tu vida, por estar entre sus brazos y pedir que el tiempo se pare ahí, que no se mueva. Porque todos los días sean ese jueves por la noche y ese viernes por la mañana, porque todos sean así. Porque simplemente te mueres por él, y lo peor de todo, es que sabes que no volverá a ser nunca más ese jueves ni ese viernes, nunca.

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