martes, 13 de noviembre de 2012

Llegar a la cama y joder, qué guarrada sin ti.

Llegar a casa, meterte en la cama y darte cuenta que te mueres por verlo despertar una mañana más a tu lado. Por despertarte muerta de frío en medio de la noche y que él extienda sus brazos y rodee tu cintura y saber que nunca más volverás a sentir el frío de otras noches, porque sabes que el frío es menos frío si te pilla con él. Por decirle un simple "Buenos Días" y que el te sonría y acto seguido te abrace y te llene de caricias. Por seguir despiertos toda la mañana y no moveros de la cama. Por quedarte junto a él hasta las cuatro de la tarde viendo una película, pero donde la película es lo de menos, y lo más importante es estar ahí, con él, girarte y besarlo, mirarlo y empezar a temblar y que sólo él sepa como hacerte parar. Por llenar la mañana, la tarde, la noche y tu cama de sonrisas, porque te haga sonreír solo con que el esboce una sonrisa sincera sin ton ni son. Por tenerlo simplemente a él otro día más en tu vida, por estar entre sus brazos y pedir que el tiempo se pare ahí, que no se mueva. Porque todos los días sean ese jueves por la noche y ese viernes por la mañana, porque todos sean así. Porque simplemente te mueres por él, y lo peor de todo, es que sabes que no volverá a ser nunca más ese jueves ni ese viernes, nunca.

jueves, 8 de noviembre de 2012

El Chico de la Sonrisa.

Hace exactamente una semana no eras más que un desconocido para mí, y en menos de 24 horas te convertiste en alguien especial. No sé que es lo que tienes, si fue tu forma de dormir abrazado a mi, o los besos que me dabas en la frente, quizá tu manera de apartarme el pelo de la cara o puede que tu manera de mirarme como hace mucho tiempo no lo hacía nadie. La verdad no lo sé, y no sé tampoco si quiero saberlo. Una semana después volvemos a ser como dos desconocidos que no cruzan entre ellos ni media palabra. Hace una semana prometíamos volver a vernos pronto, prometíamos intentar que esto saliese hacia delante sin importar los pros o los contras de lo que pudiese salir. Arriesgar, ganar o perder es lo que nos jugábamos, y al final, perdimos la partida. No del todo la verdad, la perdí únicamente yo, aposté y perdí. Son las reglas del juego. Espero que seas feliz S.

lunes, 5 de noviembre de 2012

S.

Nunca entenderé como alguien puede hacerte sentir tan especial, ver que tú también lo eres y que de la noche a la mañana todo cambie. Enamorarte de todas y cada una de sus sonrisas, no poder parar de mirarlas y ver que eso se ha esfumado, que ha durado menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Ver como todo se escapa delante de tus manos y que no puedes hacer absolutamente por apresarlo, por traerlo de nuevo hacia ti y quedártelo aunque sólo sea un rato más, para así poder despedirte o acostumbrarte sin que sea de manera brusca a no volver a tener esa sonrisa a tan solo unos milímetros de ti. Supongo que es porque soy de las pocas que aún cree en los flechazos y de las pocas que sigue pensando que el amor existe. Y la verdad, son cosas en las que me gustaría dejar de creer, por mi bien, por no seguir haciéndome daño cada dos por tres. Para no seguir cayendo, porque creo que he atravesado el subsuelo algo así como cinco millones de veces, y eso, estoy segura que es algo a lo que nadie se acostumbra.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Lecciones.

¿Era una prueba? No sé, ver cuanto tardaba en hablarte o algo, o simplemente miras cada día si sigo "sin aparecer", porque si es así, de verdad, das pena. Pero no pena, de jo, pobre, pena de decir no vales nada. Me considero afortunada por saber vencer la tentación, o dejar para otro día lo que pude hacer hoy, o llámalo como quieras, pero por lo menos, yo me he salvado de una noche entera de lágrimas. Gracias por reafirmar mis pensamientos y hacerme ver lo que vales, creo que lo tenía olvidado. Nunca te irás a la cama sin aprender algo nuevo, tranquilo, hoy me llevo la lección bien aprendida.

martes, 16 de octubre de 2012

Every night in my dreams, I fell you I see you.

Necesito alguna explicación más allá de que simplemente te echo tanto de menos que necesito soñarte para no perderte del todo, para que sigas un poquito más a mi lado. Y por lo menos en ellos me ves y me miras, me agarras y me preguntas porque yo no te miro, me hablas y me miras a los ojos y entonces yo me marcho porque sé que eso no puede durar más de dos segundos sin que yo caiga. Es ahí cuando tú me mandas un mensaje, y me preguntas que es lo que me pasa, porque no quiero hablarte a la cara si mis ojos dicen todo lo contrario. Hablamos y nos reímos, y cuando te pregunto por qué dejaste de hablarme dejas de responder,  pero sé que es por ella y me siento una absoluta idiota tras haberte creído que tú también me habías echado de menos. Todo vuelve al principio, y vuelvo a cruzarme contigo y ya ni quiero mirarte porque sé que tus ojos volverán a encandilarme, y eso es precisamente lo que no quiero, cruzarme contigo y volver a caer como hago siempre. Reconozco que si caigo me levanto todas las veces, pero tantas caídas empiezan a no ser bonitas y quizás hasta a doler más de lo que dolieron ciertas cosas entre nosotros. Que pena, sigo hablando de nosotros cuando eso ya ni existe. Seguiré soñando contigo, levantándome así de intranquila y pensando como hacer para normalizar todo esto y que podamos hablar como hace un par de meses. Sé que tú no sueñas conmigo, pero creo que, por lo menos, cuando te cruzas conmigo y te giro la cara, sabes que lo has echo mal y que estoy mucho más dolida que el día en qué todo se acabó. Y lo peor sé que no es por ti, si no porque ella no confía en ti y no te deja, que no la juzgo, si la entiendo, pero me jode, así sin más.

sábado, 13 de octubre de 2012

Grita.

Podría ponerme a gritar desde mi balcón cuanto te echo de menos, que las vibraciones de mi voz llegasen hasta tu ventana y te hicieran darte cuenta de que algo en el fondo de dice que aún me echas de menos. Y entonces, vendrías corriendo, me abrazarías y me dirías susurrándome al oído que me quieres, que estás aquí y que no desaparecerás. Empezarías a subir el tono de voz hasta que todo el mundo se enterase de cuanto me quieres, y de que has echado de menos casi tanto como yo a ti. Pero, ¿sabes lo peor? Que sé que por mucho que grite, por mucho que te diga a la cara cuanto te quiero y cuanto te he echado de menos tú no ibas a responderme, no ibas a venir corriendo a abrazarme, ni absolutamente nada de lo que me encantaría que pasase. Dicen que de los sueños se puede vivir, pero yo no creo que pueda seguir viviendo de tonterías que jamas se cumplirán, ni mucho menos.

martes, 10 de julio de 2012

Retales de un amor.

Y como siempre, cuando menos te lo esperas, llegan un montón de recuerdos. Imágenes con gran nitidez que te hacen sentir lo que ya sentiste y que solo por un segundo logran devolverte la sonrisa. Y tras esa sonrisa, un millón de pensamientos que te recuerdan que esas sonrisas no volverán a ser provocadas, por lo menos no por él. Y es ahí cuando la tristeza te invade, una tristeza ambigua que va siempre contigo porque todavía no has logrado entender o no quieres entender que es lo que pasó, qué hiciste para que todo terminase aunque desde ese día disten ya miles de horas. Pero somos humanos, para lo bueno y para lo malo, tanto sentimos como recordamos, tanto sonreímos como lloramos, no hay más.